Un peligro del Pecado
19.07.2013 11:57
Y ustedes se preguntarán, qué tiene que ver el pecado en todo esto. Pues bien, es sencillo, y para esto vayamos a la última parte donde el jóven, ante la invitación de pefección de Cristo, decide darse la media vuelta, bajar la cabeza, y alejarse ante las muchas posesiones que tenía.
"He aquí vino uno a él y le dijo: —Maestro, ¿qué cosa buena haré para tener la vida eterna?
El le dijo: —¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Hay uno solo que es bueno. Pero si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.
Le dijo: —¿Cuáles? Jesús respondió: —No cometerás homicidio, no cometerás adulterio, no robarás, no dirás falso testimonio,
honra a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo.
El joven le dijo: —Todo esto he guardado. ¿Qué más me falta?
Le dijo Jesús: —Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes y dalo a los pobres; y tendrás tesoro en el cielo. Y ven; sígueme.
Pero cuando el joven oyó la palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones."
Habiendo leído y meditado el texto de Mateo, vienen a mi mente tantas cosas, pero en esta ocasión, me enfocaré directamente en el apego al pecado.
Aunque en primer plano podamos entender que la palabra "posesiones" se refiere al tener bienes materiales, lo cual es totalmente cierto, si vamos más hondo en la Palabra, podremos comprender que Jesús no habla de "poseer" cosas, pues bien es entendido que todo cuanto existe en el mundo, es bendición y gracia de Dios, pero aquello a lo que se le ha dado mal uso, que se ha adulterado, es eso lo que está fuera del deseo de perfección de Dios.
Volviendo al texto, el joven tiene una preocupación, "Ser bueno". Este ideal, aunque en apariencia pueda verse bien, es totalmente vano e inalcanzable, y Jesús es claro en ello, "Hay uno solo que es bueno".
Jesús hace una distinción muy hermosa y profunda, y sobre todo, importantísima en este texto; En el mundo, la mayoría busca "ser bueno", es decir, juzgado por la gente busca cumplir con ese status de hacer las cosas de tal manera que todos se sientan agusto con el; pero Jesús no habla de "ser bueno", sino de ser PERFECTO, virtud que hará que muchos estén en contra de ti, de la misma forma que estuvieron en contra de Cristo.
Para ser bueno, basta "cumplir" los mandamientos, es decir, hacer las cosas porque tenemos que hacerlas. Y eso, hasta cierto punto, es sencillo para todos. La gran mayoría nunca ha asesinado a alguien físicamente, no ha robado nada en algún supermercado o tienda, y no ha cometido adulterio con alguna mujer u hombre casados.
Pero insisto, Dios va mucho más allá, va al verdadero mandamiento, al que vino a instaurar y hacer en plenitud, Amarse los unos a los otros como Él nos ha amado.
Y arrancando de este principio, base de la perfección cristiana, Jesús le dice: "Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes y dalo a los pobres; y tendrás tesoro en el cielo. Y ven; sígueme."
Pues no es lo mismo actuar por Amor a Dios y movido por el Espíritu Santo, que hacer las cosas solo por querer gozar de los bienes eternos. Aunque ambas parezcan dos inspiraciones "buenas". Recordemos, Jesús busca lo PERFECTO.

¿Y cuáles son esas posesiones en nuestra vida?; Los pecados arraigados en nuestro corazón.
Aquellas mentiras que no queremos dejar de decir, aquella situación de pecado como la masturbación, o las relaciones sexuales prematrimoniales, ver pornografía, criticar a los demás, encontrar gozo en la venganza y la desgracia del prójimo, entre muchos otros pecados.
¿Y porqué es un peligro?; porque todas esos pecados, al igual que todos los demás existentes, son "placenteros" para el hombre, es decir, el demonio se ha encargado de ponernos en bandeja de plata tantas formas de ofender a Dios, que son tan ricas; Y la astucia del demonio no tiene miramientos para nuestra perdición, pues incluso abusa del amor de Dios, y nos hace creer que la libertad que el Creador nos dio, nos permite hacer todos estos tipos de abominables pecados. ¡Oh gran engaño del Maligno!, pero peor aun, cuánta indiferencia e inconciencia de nosotros, los hijos de Dios.
Y nos hemos de preguntar entonces, ¿Cómo ser perfectos?. Volviendo al principio base de Amar unos a otros, y citando las palabras de San Agustín, les digo a todos ustedes mis querido hermanos. Amen y hagan lo que quieran.
Con el amor que Dios me ha infundido en mi corazón, les doy la bendición y los pongo en mis oraciones a todos ustedes hijos del Dios Altísimo. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Eugenio María G.P.
-Misionero de la Iglesia Católica