¿Qué está pasando con las vocaciones en la Iglesia Católica hoy en día? Actualmente, es común pensar que vivimos en una crisis vocacional, es común decir que los sacerdotes deberían poder casarse, y que con eso, las vocaciones se incrementarían, como también se dice que esa vida no es atractiva y que es demasiado difícil de llevar a cabo. Pero, ¿cuál ha sido la verdadera razón de la disminución de las vocaciones sacerdotales y religiosas en la Iglesia católica a lo largo de las últimas décadas? ¿Por qué muchas diócesis en todo el mundo han cerrado las puertas de sus seminarios, conventos y monasterios que durante muchos años (hasta cientos de años) se llenaron a su máxima capacidad con hombres y mujeres jóvenes? ¿El Señor ha dejado de llamar a los hombres a seguirlo a través del sacramento del Orden? ¿Él ha renunciado a invitar a los hombres y mujeres jóvenes a servir a su rebaño como fieles religiosos? ¿Qué es lo que realmente está pasando con las vocaciones en nuestra Amada Iglesia y que tan capaces – o más bien que tan capaz eres de hacer la diferencia?
Escucho frecuentemente que se dice: “Si la Iglesia solo modificara o ajustara algunas cosas, habría más personas discerniendo y entrando en alguna clase de vocación religiosa.” Mi pregunta al escuchar esa respuesta es: ¿qué tan válida es esta afirmación? ¿a cuántas personas han preguntado sobre considerar las órdenes sagradas o la vida religiosa y si de verdad tienen alguna respuesta que desapruebe lo que la Iglesia enseña? La Madre Iglesia, en su guía bajo la inspiración del Espíritu Santo nos ha enseñado, y pretende seguir haciéndolo, el cómo vivir de acuerdo a la manera y el mandato de nuestro Señor Jesucristo. Desde el principio de los tiempos hasta el presente, “El hombre es por naturaleza y por vocación un ser religioso. Viniendo de Dios y yendo hacia Dios, el hombre no vive una vida plenamente humana si no vive libremente su vínculo con Dios “(CIC 44). Pero: ¿estamos viviendo libremente? ¿Qué distracciones nos impiden vivir libremente el vínculo que se creó para con nuestro Dios, independientemente de la vocación a la que Él nos ha llamado?
Sinceramente, creo que los seres humanos nos apresuramos en encontrar defectos, dificultades y/o a hacer todo lo posible por dar razones/excusas del por qué una idea, derecho, enseñanza moral, o incluso una invitación, no es apta para nosotros. Somos rápidos para reaccionar sin escuchar, pero ¿cuál es el resultado? Si un oficial registra a un vehículo por exceso de velocidad, el resultado sería una enorme infracción. Lo mismo sucede con nuestras vidas, si estamos siempre en movimiento, y no apreciamos ese vínculo innato que tenemos con nuestro Creador, nos perderemos el verdadero significado de nuestra existencia. Si buscamos rápidamente nuestro propio interés egoísta, nunca seremos guiados hacia el verdadero propósito de nuestra vida que es el ser guiados hacia la siguiente (apropiadamente). Como en el pasaje de cuando Jesús habla con el joven rico y fijando en él su mirada, le ama y le dice “te falta una cosa. Ve, vende lo que tienes, dalo a (los) pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme” (Mc 10, 21).
Tómate un tiempo para reflexionar sobre las cosas de las que tienes que deshacerte. Si no estás seguro de lo que falta pídele al Señor que te ilumine en esa área de tu vida. Sé dócil en aceptar la respuesta sobre las cosas que has puesto ante el Señor y acepta Su voluntad en tu vida. Al igual que el joven rico, el siguiente paso es dejar todo atrás para seguirlo a Él mucho más de cerca. No va a ser fácil, pero será gratificante si pones tu confianza en él. Un verdadero sacrificio se hace por amor a alguien o algo que nos llevará a un amor más profundo y/o reconocimiento hacia esa persona u objetivo. El mayor ejemplo de este sacrificio, de este amor, se nos muestra primeramente en el Calvario, para así, de esa manera, ser imitadores de nuestro Señor. “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él no muera sino que tenga vida eterna” (Juan 3, 16). Con cada sacrificio verdadero hay una recompensa eterna y verdadera.
Nuestra vocación inicial, como se indica en el Catecismo, es el Amor. “El amor es la vocación fundamental e innata de todo ser humano” (CIC 2392) (FC 11). El amor es por y para lo que fuimos creados. Es lo que anhelamos con cada respiración, es lo que nos permite respirar esa respiración anhelante. Pero, ¿estamos de nuevo nublando el amor innato del Padre a un amor superficial que pasará? Todo pasará, pero el amor nunca acabará. Pregúntate a ti mismo: ¿he estado en sintonía con la voluntad del Señor en mi vida? ¿He permitido que Él me hable en el silencio? ¿Me he dejado guiar por la gente, ideas y/o cosas que me llevan por mal camino? ¿Estás buscando la verdad en los lugares en donde tu deseas estar? ¿Le hemos dado mayor importancia a todo lo que pasa en este mundo, en lugar de cultivar una comunicación más profunda con nuestro Padre Celestial? Si buscamos verdaderamente esa comunicación por la que vale la pena luchar, nosotros, con la ayuda de nuestro Dios, lograríamos más de lo que podemos imaginar. ¡No hay crisis vocacional! Sino que hay demasiado ruido en el mundo de hoy, y si por casualidad has tenido la oportunidad de leer estas palabras, tomate un tiempo HOY para escuchar a tu Padre que te ama, y deja que Él te hable. “Los que tienen oídos, que oigan.” (Mateo 13, 43) Él nos habla constantemente… ¿Estamos escuchando?
Via: Corazón Puro